Del Barroco al Surrealismo: seis artistas españoles que deberías conocer

Durante mucho tiempo España fue una referencia en las artes visuales, muchos de sus artistas son conocidos más allá de los límites de sus fronteras, pero hay ciertos nombres que son imprescindibles de conocer cuando se trata de arte, y confieso que no ha sido fácil elegir solamente 6. Pero espero que este número tan limitado sirva de incentivo para que deseéis profundizaros más en el arte español.

Diego Velázquez: el ojo que pintó la verdad

Sin duda mi preferido. Uno de los grandes maestros del arte español, Diego Velázquez fue un pintor barroco, nacido en Sevilla, y fue allí donde empezó su formación como artista. Su principal maestro fue Francisco Pacheco, quien además de las técnicas pictóricas, enseñaba a sus alumnos poesía, literatura, humanismo, etc. Así que Velázquez no era solo un gran pintor, era también un intelectual.  Su obra tuvo gran importancia para la historia del arte, influenciando artistas y movimientos artísticos como el Impresionismo. 

Su estilo sufrió un cambio significativo a partir de su primer viaje a Italia, allí él probó nuevas técnicas en las cuales buscaba más luminosidad, según los estudiosos es a partir de los años 1630 que el artista encuentra su lenguaje pictórico donde va a combinar pinceladas sueltas de colores transparentes y toques precisos de pigmento para resaltar los detalles. Podemos apreciar ya los comienzos de esa evolución en la obra La fragua de Vulcano.

Su cuadro más conocido es probablemente Las meninas, probablemente sea el cuadro más buscado por los visitantes del Museo del Prado. Velázquez pintó este cuadro en 1656, en plena madurez artística. Años antes él había sido nombrado aposentador mayor de palacio y por eso disponía de poco tiempo para pintar, pero se puede decir que los pocos cuadros de esta última etapa de su vida son excepcionales.

En el centro del cuadro vemos a la infanta Margarita, que aparece asistida por dos damas de honor o meninas. En la derecha de la pintura están dos personajes de la corte que padecían de enanismo, uno de ellos dando un puntapié el perro que está tumbado. Detrás, en la penumbra, vemos a una dama de compañía y un guardia de corps. Al fondo, en la puerta, está el aposentador de la reina. A la izquierda de la pintura, detrás de un gran lienzo y pintándolo, vemos al propio Velázquez. Y reflejados en el espejo podemos adivinar los reyes Felipe IV y la reina Mariana.

Esta obra fue pintada para ser colocada en el despacho del rey y seguramente merecería un artículo entero sobre ella, pero resumidamente, es relevante por su realismo visual, porque supone la culminación de la evolución pictórica del artista, por el juego de imágenes donde el artista usó la imagen del espejo para mostrar que lo que pinta en el cuadro está fuera, de modo que es un claro ejemplo de metapintura. 

Aunque Velázquez era respetado por su arte, él deseaba más, su deseo era el de alcanzar la nobleza y por esa razón procuró ingresar en la orden de Santiago, contando para ello con el favor real, que el día 12 de junio de 1658 le hizo merced del hábito de caballero. Por eso, para muchos estudiosos, la cruz de la orden de Santiago que vemos en su autorretrato en Las Meninas fue añadida posteriormente. 

Otras de sus obras más importantes son La rendición de Breda, Las hilanderas, La Venus del espejo, varios retratos de personajes importantes de la época, pero también son muy interesantes sus retratos de bufones. Todos los cuadros citados pueden ser vistos en el Museo del Prado de Madrid, a la excepción de La Venus del Espejo, que está en la National Gallery de Londres. 

Velázquez ha recibido innúmeros homenajes de artistas como Picasso o Dalí, e incluso fuera del mundo de la pintura, como podemos ver en el cine del francés Jean-Luc Godard, en Pierrot le fou de 1965, puso en una escena una niña leyendo un texto dedicado al artista.

Francisco de Goya: el testigo de la razón y la locura

Francisco de Goya fue un pintor y grabador, cuya obra abarca la pintura de caballete, mural, grabado y también el dibujo. Goya no es un artista fácil de encajar en un único estilo, ya que su evolución a lo largo de su carrera pasó por movimientos como el rococó, el neoclasicismo, el prerromanticismo, aunque siempre interpretados de una manera muy original, más que eso, muy personal y naturalista, Goya no transmitía una visión idealista de la realidad, en su obra vemos que el mensaje ético tiene importancia. 

Según los expertos, su arte supone un punto de inflexión entre los siglos XVIII y XIX, pudiéndose incluso considerarlo como un precursor de algunas vanguardias pictóricas del siglo XX, en especial del expresionismo. Su obra es también un fiel retrato del periodo histórico en que vive, principalmente de la Guerra de la Independencia, de la cual tenemos su serie de estampas Los desastres de la guerra, que es considerada por muchos con valor periodístico, pues compone una visión exenta de heroísmo, y donde las víctimas son individuos de cualquier clase y condición. 

Entre sus obras más populares tenemos la Maja desnuda, su Capricho 43 – El sueño de la razón produce monstruos, también El Aquelarre, sus dos cuadros sobre el levantamiento del 2 de mayo de 1808, y por supuesto sus pinturas negras, como Saturno devorando a un hijo. Gran parte de su obra está expuesta de manera permanente en el Museo del Prado de Madrid. 

Luisa Roldán “La Roldana”: la escultora del alma barroca

Luísa Roldán, más conocida como La Roldana, fue la primera escultora registrada de España y es uno de los principales nombres de la escultura barroca española, principalmente de Andalucía. Hija del también escultor Pedro Roldán, gran parte de su formación viene del taller de su padre. Sus obras son de temática religiosa y seguían las directrices del Concilio de Trento, con el objetivo de humanizar el arte de las imágenes, para así acercar más la religión del pueblo.

La Roldana creó esculturas de madera, o de barro cocido con policromía, en tamaño natural para procesionar. Algunas de ellas llamadas “de candelero” o para vestir. También creó grupos pequeños de devoción para particulares y para conventos. Sus obras presentan gran movimiento y expresividad. Además, ejecutó muchos belenes en terracota de estilo italiano inclinándose principalmente para los que formaban una escena de Natividad como un único grupo escultórico.

Después de recibir el nombramiento real, pasó a firmar sus obras añadiendo “Escultora de Cámara”, como podemos ver en una de sus obras más conocidas, El arcángel San Miguel venciendo al demonio. Esta obra fue encargada por el rey para la decoración del monasterio madrileño de El Escorial, hecha en madera policromada y un poco mayor que el natural, muestra al arcángel venciendo al demonio que tiene bajo sus pies, todo ello creando con gran movimiento y dramatismo que son habituales de su obra. Se dice que Roldana se autorretrató en el arcángel, mientras ha dado al demonio las facciones de su marido.

En la catedral de Santiago de Compostela, se encuentra un relieve de la Virgen de la leche, posiblemente fue un regalo del rey a su prometida Mariana cuando llegó a España y desembarcó en tierras gallegas y pasó unos días en Santiago, es probablemente que la futura reina lo haya dejado en la catedral como una ofrenda. 

Antoni Gaudí: el arquitecto que soñó en piedra

Antoni Gaudí fue un arquitecto, el máximo representante del modernismo catalán. Con un sentido innato de la geometría y del volumen, y con gran capacidad imaginativa que le permitía proyectar mentalmente la mayoría de sus obras antes de pasarlas a planos. Se dice que pocas veces realizaba planos detallados de sus obras. La verdad es que prefería recrearlos de manera tridimensional, en maquetas, donde podría ir moldeando los detalles según iba imaginándolos. 

Concebía sus edificios de forma global, atendiendo a las soluciones estructurales, funcionales y decorativas. Detallista, cuidaba hasta del más mínimo detalle, integrando así en su arquitectura una serie de trabajos artesanales, que él también dominaba, como la cerámica, la vidriería, la forja de hierro, la carpintería, entre otros. Con su carácter innovador, introdujo nuevas técnicas en el tratamiento de los materiales, como su conocido trencadís que está hecho con piezas de cerámica de desecho.

Su sello arquitectónico tiene como una de las principales características la búsqueda por nuevas soluciones estructurales, donde intenta que se integre a su entorno, a la vez que es una síntesis de todas las artes y oficios. De este modo crea una arquitectura que es una simbiosis perfecta de la tradición y la innovación. Para muchos expertos, su obra está marcada por sus cuatro grandes pasiones: la arquitectura, la religión, la naturaleza y su tierra, Cataluña. 

A pesar de ser considerado modernista, y lo es por su afán de renovación y la constante búsqueda de la modernidad, la verdad es que es un artista difícil de clasificar. Lo monumental de su obra y su carácter multidisciplinar tiene un toque de barroquismo. 

Su obra más famosa es sin duda la Sagrada Familia de Barcelona, se trata de una basílica católica iniciada en 1882 y que todavía está en construcción, cuando esté finalizada será la iglesia cristiana más alta del mundo. Es considerada su obra maestra y como el máximo exponente de su arquitectura. Es el monumento más visitado de España y la segunda iglesia más visitada de Europa, detrás solamente de la basílica de San Pedro en el Vaticano. La Sagrada Familia es un reflejo de la plenitud artística de Gaudí, pues trabajó en ella durante la mayor parte de su vida profesional, en especial los últimos años, cuando llegó a la culminación de su estilo naturalista, en el que logró la síntesis de todas las soluciones y estilos probados anteriormente. 

Aunque podemos encontrar obras de Gaudí en diferentes partes de España, es en Cataluña donde están casi todas las famosas. Un paseo por Barcelona es como pasear por las maquetas de Gaudí, allí está el Parque Güell, la Casa Batlló, Casa Milà, el Colegio Teresiano de Barcelona, la Torre Bellesguard, el Portal Miralles, y la Casa Calvet. Fuera de Cataluña, destaco el Palacio Episcopal de Astorga, y la Casa Botines en León.

Remedios Varo: la alquimista de los sueños

Uno de los nombres más importantes del movimiento surrealista, Remedios Varo fue pintora, escritora y artista gráfica. Su obra es conocida por evocar un mundo imaginario que combina lo científico, lo esotérico, lo místico y lo mágico. 

Fue una de las primeras mujeres a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Después se trasladó a Barcelona donde se suma al grupo Logicofobista, un grupo de artistas surrealistas catalanes. Años después viaja a París, pero con la llegada de los nazis a la capital francesa, Varo se exilia en México, donde se quedará hasta el fin de su vida.

Para muchos ella es la artista de la alquimia, que con su pintura revive mundos como de los cuentos de hadas o del inconsciente humano. Su obra es vasta y con un estilo fácilmente reconocible, vemos con frecuencia la presencia de figuras humanas estilizadas que realizan tareas simbólicas, también encontramos la presencia de elementos arquetípicos y oníricos. Sus cuadros son realizados con una atención al detalle sin igual, ellos reflejan la unidad cósmica y las interconexiones entre los diferentes planos de la realidad como la materia y el espíritu, el mundo humano, el animal y el vegetal. 

Toda su obra está marcada de una atmósfera de misticismo que envuelve figuras representativas del mundo secular moderno. Otro aspecto importante de su pintura es que en ella transparece su interés por la iconografía científica, de hecho, años después sus obras han sido retomadas con cierta frecuencia para ser utilizada en literatura de divulgación. 

Otro de los temas que vemos con frecuencia en su obra es el de la mujer maga, una mujer más ligada al inconsciente que los hombres y frecuentemente dotada de poderes especiales. La originalidad de estas representaciones en la obra de Varo es que ella las emplaza en ambientes domésticos.

Gran parte de sus obras están conservadas en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Algunas de sus obras más importantes son: Naturaleza muerta Resucitando, Bordando el manto terrestre, La llamada, La creación de las aves, Papilla estelar, Mujer saliendo del psicoanalista, o el Homo Rodans (este último es una escultura).

Maruja Mallo: la rebelión luminosa del siglo XX

La pintora gallega Maruja Mallo, está considerada como una de las grandes artistas del siglo XX español, una de las figuras principales de la llamada generación del 27, de la que conocemos nombres como el de Rafael Alberti, García Lorca, Salvador Dalí, Luis Buñuel o Rosa Chacel.  Ella es también la más importante representante del grupo de artistas que se atrevieron a presentar por primera vez una cosmovisión femenina desde una perspectiva hasta entonces inédita, la de una mujer moderna, activa, libre y profesional. 

Descrita muchas veces como una artista visionaria, ya que logró reflejar preocupaciones de su época e incluso anticiparse a muchas de las actuales. Algunos de los ejes fundamentales de su obra son: la consideración del mundo como un sistema ecológico interrelacionado, la universalidad de las aspiraciones humanas más allá de las diferencias económicas, raciales o de género, y el poder del arte para revelar aspectos desconocidos de la realidad.

El conjunto de su obra es bastante heterogéneo y la artista consigue difuminar los límites entre lo popular y lo vanguardista, entre estética y política. Además, durante la Guerra Civil Española, Mallo se exilia en Argentina, y sus obras de este periodo transmiten el encantamiento vivido por la artista delante de la belleza y diversidad que encontró en su nuevo entorno. Aquí la figura humana va a aparecer con rostro monumentalizado, y la máscara o la sombra aparecerán como alter ego se van a convertir en los protagonistas.

Algunas de sus obras principales son: La verbena, La kermese, Sorpresa del trigo, Acróbatas macro y microcosmos, Figuras, Máscaras. Ahora mismo, el Museo Reina Sofía de Madrid está dedicando una exposición temporal a la artista. 

Referencias

• Brown, Jonathan (1986). Velázquez. Pintor y cortesano. Madrid: Alianza Editorial.
• Prater, Andreas (2000). «El Barroco». Los Maestros de la pintura Occidental. Taschen.
• Bozal, Valeriano (2005). Francisco Goya, vida y obra. 2 vols (Aficiones, 5-6). Madrid: Tf Editores.
• Barrionuevo, Raquel (2011). Escultoras en su contexto cuatro siglos ocho historias (siglo XVI al XIX). Madrid: Visión Libros.
• Hall-van den Elsen, Catherine. Luísa Roldán (2021). Lund Humphries.
• Bassegoda Nonell, Juan (2002). Gaudí o espacio, luz y equilibrio. Criterio, Madrid.
• Andrade, Lourdes (2002). Remedios Varo: las metamorfosis. Tercera edición. México, D.F.: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes: Dirección General de Publicaciones.
• Ferris, José Luis (2004). Maruja Mallo, la gran transgresora del 27. Madrid: Temas de Hoy.