Aquí fue primero un cómic de tan solo seis páginas que el novelista gráfico norteamericano Richard McGuire publicó en 1989 por la revista Raw. Mediante la superposición de viñetas en un mismo recuadro y emulando la técnica del primer cine antes de la irrupción del montaje, Aquí representaba en sus viñetas un mismo escenario físico desde una sola perspectiva fija. Fue en 2014 que alcanzó su versión homónima, en formato extendido a más de 300 páginas a color y – a diferencia del formato «rejilla» de las viñetas que conforman la primera edición -con cada doble página mostrando una sola vista.
Inspirado en la lógica de ventanas del sistema de software Windows, Aquí se configura como ejemplo de la creación de una narrativa mediante el uso de marcos dentro de marcos que representan distintas temporalidades de un mismo lugar físico. Las 304 páginas presentan argumentos interconectados y superpuestos, multivalentes y variados, abarcando desde las vidas de los nativos americanos y colonialistas hasta épocas pre-humanas y proyecciones de especies futuras. Los saltos temporales son el leitmotiv de la pieza: las primeras cinco páginas nos movemos entre 1957, 1942 y 2007, envueltos en tonos rosas, verdes y amarillos que evocan cada año, para volver -en la que sería la octava página- al 1957 del principio..
No hay ninguna página en Aquí que no siga el eje que ella propone: retratar el mismo espacio físico y sus cambios visibles a través del paso del tiempo. Las imágenes que corresponden al interior de tapa y contratapa muestran el mismo espacio interior de una casa donde se vislumbra (en blanco y negro) un hogar, con la variación de la proyección de las sombras originadas por la luz que entra por la ventana opuesta a él- cambio de luces sin agente alguno más que la rotación de la tierra a través del tiempo- como única diferencia.
Las páginas correspondientes a los créditos iniciales y finales presentan la misma simetría (en ellas ya observamos la marca temporal -2014- en el margen superior izquierdo), con sus correspondientes y sutiles variaciones: una caja abierta frente a una biblioteca a medio llenar frente a una caja cerrada que, suponemos, contiene los libros que ocuparán la vacía biblioteca. La ventana y el hogar en muchos de los momentos presentados se mantienen – aunque con sus respectivos cambios- inmóviles, dándonos la pauta principal de que el espacio donde se sitúa la acción será siempre el mismo. En este punto resulta interesante la observación de Harguindey Barrio (2017), quien señala que mientras la portada del libro representa parte de la pared de una casa cuyo centro lo ocupa una ventana y donde leemos inscrito su título –Aquí-, la contraportada nos muestra un muro trasero «como si el mismo libro contuviese en sí la vivienda”.
Barrio también se detiene en la primera aparición humana en la historia representada, una señora que se pregunta en medio del cuarto «¿Por qué he venido aquí otra vez?», cuestión que encuentra respuesta al cierre del volumen ( «Ahora lo recuerdo» dirá, mientras recoge un libro de la mesilla), concluyendo que «esta especie gemela de cortinillas de entrada y cierre responden a una voluntad clara de archivar en un espacio limitado la totalidad de la experiencia».
Aquí recurre al recurso de la impresión a sangre, por lo que en todas sus páginas, incluida la portada, la viñeta situada a mayor profundidad no posee un marco delimitado, dando la impresión de salirse de la hoja que contiene. Esta naturaleza indeterminada produce una sensación de infinitud, mientras que el hecho de que las páginas no estén numeradas remarca también cierta laxitud de un tiempo representado en las antípodas de lo cronológico.
Los saltos temporales se constituyen un eje nuclear de la historia narrada, la cual comienza y termina en 2014 (año de su publicación) pero en cuya totalidad cubre desde fechas datadas miles de años antes de Cristo hasta abarcar el año 22.175, donde se retrata la existencia de unos seres oblongos y parecidos a dinosaurios ocupando nuevamente una tierra de colibríes y vegetaciones coloridas.
En su análisis crítico de Aquí, Lee Konstantinou (2015) se detiene especialmente en un pequeño e inquietante recuadro que retrata al futuro año 10.175, en el cual somos interpelados por la mirada fija de una suerte de marsupial inidentificable. En la presentación de esta criatura irreconocible el crítico lee una puerta de entrada a una relación de reconocimiento para con la vastedad del mundo no-humano: al parecer de Konstantinou, en tanto lectores/espectadores observamos, en los ojos del animal alienígena de McGuire, la deconstrucción del tiempo tal como lo percibimos.
Avanzando en la lectura podemos identificar otros recursos y elementos que hacen a una mirada deconstruida de la noción temporal, demostrando la densidad creativa condensada en Aquí. Dos carillas consecutivas evocan la construcción de la casa cuyo interior protagoniza gran parte de la totalidad del libro. La fecha de 1907 se repite en todas las ventanas que plagan las páginas, en las cuales observamos las labores de un obrero a lo largo de todo un año plasmadas en el mismo espacio físico. Así mismo, la entrada de un pájaro a la habitación fechada en 1998 es representada a lo largo de dos páginas que ilustran la sucesión de instantes que encarnan ese momento, mediante el desglose en recuadros de un hecho de una duración estimada de sólo algunos segundos. En la misma línea se retrata la progresión de una pirueta o del acto de alzar a un niño en brazos. En estos fragmentos el concepto del tiempo, elemento central del libro, adquiere otro matiz al no poner el foco tanto en la sucesión de acciones (lo que el teórico Scott McCloud denominó «acción-acción») sino en el inevitable transcurrir de cada una y en la densidad temporal que se condensa en ellas, otorgando protagonismo al tipo de transición «momento-a-momento» y dotando a los pequeños actos de la dignidad de los grandes eventos, y viceversa.
Así, la obra de McGuire puede ser considerada transmisora de un mensaje inevitablemente moral por su implícita alerta sobre nuestra administración y pésimo manejo en torno a los recursos del planeta. Una inundación masiva, incendios imparables, inquietantes fosforescencias futuras con tintes radioactivos, desérticos llanos y vertebrados desconocidos copan las páginas que corresponden a un futuro no muy lejano. Aplicando una similar lógica de compensación, en la homogeneidad de los rasgos de la figura de la guía turística y sus oyentes -quienes habitan el espacio durante el año 2213- Konstantinou lee cierta reminiscencia a una suerte de recuperación del patrimonio expropiado años atrás por la ocupación blanca al territorio de los pueblos originarios, violento ejercicio de poder retratado páginas atrás.
Sin embargo, lo que el crítico destaca de Aquí es cierto llamado de atención respecto de cuán cómicamente cerrada es nuestra habitual comprensión de la existencia y cuán fuera de contacto nos hallamos respecto de las fuerzas históricas (o de las temporalidades no-humanas) que se suceden silenciosa pero ininterrumpidamente a nuestro alrededor. Aún así, el autor ve en la obra de McGuire una pequeña pero significativa guía para el necesario y diario proyecto de evitar la autodestrucción, precisamente mediante la conciencia de nuestra incapacidad para habitar las temporalidades, consecuencia de la necesaria destructibilidad de todo lo que existe.
«La obra de McGuire encarna cierto llamado de atención respecto de cuán cómicamente cerrada es nuestra habitual comprensión de la existencia y cuán fuera de contacto nos hallamos respecto de las fuerzas históricas (o de las temporalidades no-humanas) que se suceden silenciosa pero ininterrumpidamente a nuestro alrededor»
Acaso Aquí se erija como un golpe de aire fresco entre la oferta dominante de propuestas que se sirven de la secuencialidad como eje principal: la novela gráfica propone no solo una nueva perspectiva de lectura sino que también nos introduce en una novedosa cosmovisión. Partiendo de la afirmación del semiólogo Umberto Eco, según la cual «una estructura narrativa expresa un mundo, pero nos apercibimos aún más revelando que el mundo presenta la misma configuración de la estructura que lo expresaba», descubrimos en Aquí un destacar de las funciones de la viñeta como un ícono metafórico, como la representación conceptual de una idea abstracta. Las relaciones entre las distintas partes de la red narrativa, las conexiones entre segmentos – y no la secuencia lineal- son las que habilitan la comprensión de esta no-historia cuya lectura nos obliga a ubicarnos en las antípodas de una evasión distractora. Como apunta el renombrado novelista gráfico Chris Ware, Aquí desestabilizó los confines de la novela gráfica introduciendo a la narrativa visual una dimensión nueva que se distancia radicalmente de la tradicional lectura arriba-abajo e izquierda-derecha que gobierna la lectura de tiras cómicas.
«»Aquí» desestabilizó los confines de la novela gráfica introduciendo a la narrativa visual una dimensión nueva que se distancia radicalmente de la tradicional lectura arriba-abajo e izquierda-derecha que gobierna la lectura de tiras cómicas»
Concebir el panel del cómic en su carácter de red -en lugar de enfocarnos en su carácter secuencial- permite explotar las posibilidades específicas que ofrece su forma y amplía su impacto a nivel estético. «La vida tiene el don de rimar momentos» leemos decir a uno de los personajes que desfilan por la pasarela eterna de la Historia aludida en la obra de McGuire: acaso su pauta de lectura calque la dinámica rítmica inherente a la experiencia humana de significar, de la que la historieta -en tanto formato- se apropia.
A caballo entre la novela gráfica y el libro álbum, la versión definitiva de Aquí pone en primer plano el carácter multimodal que la historieta encarna en tanto medio de expresión, en una celebración de esa rima invisible que escapa a lo secuencial y habita constante y simultáneamente la existencia humana.

📚 Libro recomendado:
Aquí (Salamandra Graphic – 19 noviembre 2024)
| Editorial | Salamandra Graphic |
| Fecha de publicación | 19 noviembre 2024 |
| Edición | 001 |
| Idioma | Español |
| Longitud de impresión | 312 páginas |
| ISBN-10 | 8419409774 |
| ISBN-13 | 978-8419409775 |
| Peso del producto | 907 g |
| Dimensiones | 17.25 x 3.18 x 24.26 cm |
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Camila Besuschio
Camila Besuschio nació en Buenos Aires en los 90's y hoy se mueve entre España e Inglaterra. Es crítica literaria pero no critica, más bien lee para sentirse más una con el mundo.
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