Residen en los países los sueños de las antiguas civilizaciones. Aunque no pensemos en ello, es de suma importancia considerar a España como parte del universo soñado judío. El profeta Abdías (1:20) habría dicho: “Los deportados de este ejército de los hijos de Israel, que habitaban con los cananeos hasta Sarepta, y los deportados de Jerusalén, que estaban en Sefarad, poseerán las ciudades del Négueb” (BIBLIA, 2006, p. 585). Por lo tanto, esta cita ya habla de la invasión del exilio de Babilonia en el siglo VIII a. C. Se pierde en el tiempo entre el mito y la realidad, pues las pruebas son escasas y nuestra imaginación viaja a grandes distancias.
Tsorfat es hoy el nombre de la región de Francia, mientras que Sefarad se convirtió en España. Aunque en la época Tsorfat haya sido el litoral de Canaán, la tierra de los filisteos (Pilistim), y Sefarad la región de Turquía, esos territorios guardan elementos muy importantes sobre el mundo judío. España conserva en su nombre hebreo muchas aproximaciones con la religión judía. No podemos olvidar que el hebreo es una lengua poseedora de una misma raíz (shoresh) de la cual derivan muchas palabras (milim). Así, la palabra sefer (libro) también se aproxima a safir (zafiro), sefirá (conteo)[1], que dará origen a la palabra sphaira del griego, cuyo significado es esfera. Finalmente, y no menos importante, Sefarad (España). Es digno de nota que llamamos sefaradí a todo judío español, una gran comunidad que en 1492 tuvo que abandonar los reinos de Castilla y Aragón debido a las persecuciones inquisitoriales (BRENNER, 2013).
Tensiones culturales y desarrollo del pensamiento judío
Este breve preámbulo ya nos brinda un elemento importante para imaginar una tensión. El pensamiento judío parece ser parte de un resultado entre las tensiones de los pueblos que lo rodean y una tensión de su propia existencia, pues una forma antigua de pensamiento antijudío afirma que el judío es un pueblo que solo copió a los pueblos a su alrededor. Sin embargo, si esto fuera cierto, ¿cómo entonces tendríamos tantas diferencias entre las tres grandes culturas ibéricas? Cuando el islam se instala en la península ibérica vemos el florecimiento de una gran escuela de pensamiento llamada Kalam, un intento de conciliar las doctrinas teológicas con el pensamiento abstracto proveniente de la filosofía griega ya en el siglo IX. Ese desarrollo serviría para que el islam pensara cómo ejecutar mandamientos coránicos que no estaban claramente definidos ni en el libro sagrado ni en los hadices —dichos y hechos del Profeta Muhammad. Inevitablemente, este acontecimiento llegó hasta la cultura judía ibérica ya en pleno desarrollo y en paz con las dinastías islámicas mediante el pago de impuestos para su permanencia allí.
Por lo tanto, el desarrollo del Kalam, además de aportar un mayor escepticismo a los recursos científicos árabes, también se dispuso a examinar mejor la filosofía neoplatónica y aristotélica. Es sumamente importante resaltar aquí cuánto el desarrollo del pensamiento judío ibérico está relacionado con diferentes interpretaciones teológicas, una de ellas surgida como reacción al rabinato ortodoxo, llamada caraísmo. Los caraítas despreciaron el judaísmo rabínico viéndolo como un desvío del verdadero judaísmo por basar sus interpretaciones en el Talmud, el libro que reúne el modo de ejecutar los mandamientos (mitzvot). Para los caraítas la autoridad de la Biblia Hebrea (Tanaj) es suficiente, puesto que los rabinos antropomorfizaron la Biblia con las interpretaciones talmúdicas (GUTTMANN, 2003).

Neoplatonismo y filosofía judía medieval en Sefarad
Los primeros representantes judíos durante el período inicial del Kalam estaban fuera de la península ibérica. Fueron neoplatónicos como Isaac Israeli, Saadia Gaón y Hiwi de Balkh, este último sin obras preservadas hasta nuestros días. Saadia Gaón (882–942) es el más importante de los pensadores judíos por interpretar el contenido de las escrituras —la verdad revelada de los profetas— en correlación con los entendimientos de la razón, tal como predicaba la tendencia neoplatónica. Para él, la verdad de la revelación (it’galut) debe ser aprehendida por cualquier persona y por eso la razón es extremadamente importante, pues la persona debe pensar por sí misma siempre. Para tanto, el pensador debe eliminar sus consideraciones subjetivas y observar la vida de los profetas para alcanzar hechos tangibles en su propia vida. Esa alusión a un ejercicio mental es algo muy importante dentro del pensamiento judío ibérico.
Isaac Israeli (850–950) es el mayor representante del pensamiento neoplatónico ibérico. Esto significa que la forma es inalcanzable ante la vulgaridad de la materia. El pensador entiende que el ser humano se acerca a Dios hasta donde es posible, una vez que el intelecto es la más alta de las sustancias antes de llegar a Dios. Ese camino conduce a una unión con Dios (d’vekut), cuyo contenido puede observarse en la experiencia de los profetas.
Otro importante neoplatónico fue Salomón ibn Gabirol (1026–1050), de Málaga. No solo filósofo, sino sobre todo un gran poeta. Su obra de mayor envergadura es La Fuente de la Vida (Mekor Chaim) y su mayor poema es “La Corona de la Realeza” (Keter Maljut). La complejidad de su pensamiento reside en la idea de una incomprensión de la materia ante la forma, pues la materia (potencia) no puede aislarse de la forma (acto), como observaban muchos aristotélicos. Es por el hecho de que la materia sea imperfecta, composición de cosas en devenir, en transformación, que la forma es despojada de su unidad espiritual original. Él se adelanta aquí al problema de una diferenciación de la materia consigo misma, teniendo en vista la serie de elementos intermedios que la acompañan. Este entendimiento debe llevar al intelecto a comprender un reflejo entre el microcosmos y el macrocosmos, pues la multiplicidad de los elementos debe realizarse por la unidad del alma humana.
Mística, revelación y espiritualidad sefardí
No menos creativo fue el trabajo de Yehuda Halevi (1085), nacido en Toledo. La base de su obra reside en la narrativa sobre el imperio de los jázaros en la región del Cáucaso. El rey de los jázaros, el Kuzarí, acoge la religión judía para sí y para sus súbditos en detrimento del cristianismo y del islam. Un rabino explica la religión judía en sus pormenores al rey, pues allí vemos la visión de Halevi en su relación con los fundamentos metafísicos del judaísmo (HALEVI, 2010). El filósofo desdeña el pensamiento aristotélico islámico por considerar que la relación de Dios con el mundo está más allá del conocimiento filosófico. Corresponde al ser humano volverse hacia la revelación religiosa y de ella entender el orden de la emanación de Dios hacia los objetivos del hombre. Así, el conocimiento (daat) no supera la piedad (chessed) vivida por los profetas, experiencia que es superior al aparato de la religión (dat). El conocimiento no se equipara a una experiencia vivenciada en el alma (nefesh), pues esta es capaz de armonizar las contradicciones entre Dios y el mundo.
Herencia y diáspora del pensamiento judío ibérico
Un hecho importante a resaltar aquí es que durante las dinastías almorávide y almohade, siglos XI y XII, la escuela de Córdoba fue profundamente importante. El filósofo árabe Ibn Rushd, conocido como Averroes (1126–1198), produjo comentarios sobre los principales textos aristotélicos, entre ellos la Metafísica. Siguiendo los pasos de Averroes, años después, la influencia de Maimónides (1135–1204) sobre las tentativas de conciliar la religión con el pensamiento filosófico recae en su famoso Guía de los Perplejos (More Nevujim). La historia de Maimónides, el mayor polígrafo judío, siendo tanto médico como rabino, compilador del Talmud y comentarista de muchos tratados, trae en su Guía la concepción de una reinterpretación del aristotelismo a fin de dar al primer motor aristotélico la primacía de un principio actualizador, tal como la forma actualiza la materia (MAIMÓNIDES, 2018). Esa actualización conduce a una simplicidad sobre el conocimiento de Dios, cuya idea principal es la negación de sus privaciones. De esta forma, el ser humano conoce a Dios de manera negativa y se acerca a Él por sus diversos atributos (KETZER, 2025).
El pensador Aarón ben Elías de Nicomedia escribe su libro El Árbol de la Vida en 1346. Sus argumentos son muy simples y abogan contra el atomismo de Demócrito, pues veía en él la permanencia del universo en detrimento de la creación a partir de la nada. La idea del árbol de la vida (ets chayim) es una expresión encontrada en la Torá —el Pentateuco judío— que designa el árbol del cual el hombre podía comer (Génesis 2:9). En este punto veremos cómo, como un desarrollo natural de la alta cultura española, la tradición de la Cábala se desarrolla en el siglo XII con nombres como Abraham Abulafia (1240–1291), Joseph ben Abraham Gikatilla (1248–1305) y Moshe de León (1240–1305), este último autor del Zohar, el libro más importante para el desarrollo de la Cábala como disciplina independiente de la teología rabínica y de la filosofía del Kalam. Es digno de nota la prominencia de la mística como una especie de tercera vía para el entendimiento de la realidad, la cual une la psicología interna de sus participantes con un pensamiento basado en las enseñanzas secretas de la Torá, las cuales exigen un nivel adecuado de inmersión (SCHOLEM, 2021).

Como última expresión de la intelectualidad sefardí tenemos al rabino Moshe ben Najman, conocido como Najmánides (1194–1270), de Gerona. Se hizo conocido por ser un gran erudito de la Torá y por haber participado en la famosa disputa de Barcelona, en la corte del rey Jaime I, en 1263. En la disputa con el sacerdote católico Pablo Christiani, Najmánides sale vencedor al sostener la hipótesis de un entendimiento equivocado de la figura de Jesucristo, pues habrían existido dos figuras de Jesús en la misma época que fueron historiografiadas de manera diferente. El Jesús de la Biblia cristiana no es el mismo que aparece en el Talmud, donde es reconocido como Jeshua ben Prajia. Esta polémica lo llevó a ser expulsado de España y a dirigirse a la ciudad de Acre, en el actual Israel.
Menos erudito que sus predecesores, aun así vale mencionar la figura de Hasdai ben Abraham Crescas (1340–1410), nacido en Barcelona. En su libro Luz del Señor (Or Adonai), el pensador tiene como objetivo el problema de la filosofía aristotélica, considerada por él como una falsa filosofía. Introduce las emociones como un punto de articulación inusual para su época. De mayor importancia para él es la bondad (chessed) como el gran atributo legado por Dios a los hombres. El pensamiento (machshavá) no logra de ninguna manera acercarse a la bondad. Este abismo conduce inevitablemente a que las criaturas se acerquen a Dios de una manera muy íntima y con alegría, pues el intelecto no puede alcanzar a Dios. Y lo interesante aquí es que este es un fenómeno completamente natural y por eso la lectura de la Torá es importante para que los hombres se acerquen verdaderamente a Dios.
Nuestra breve explicación mostró las tres principales caras del pensamiento judío ibérico. La cultura sefardí se amplió en innumerables aspectos durante su período de permanencia principalmente en España (LA CASA DE SEFARAD, 2025). Con la expulsión de los judíos de España y Portugal en 1492 se produjo una nueva condición diaspórica, cuyo sentido condujo a las comunidades hacia la Europa central (BAER, 1966; BRENNER, 2013). Holanda termina siendo uno de los destinos principales y, posteriormente, las Américas. Esa influencia marcó significativamente la vida ibérica y aún hoy sus huellas pueden sentirse en las calles de Toledo, Sevilla, Barcelona, Málaga y Córdoba con una intensidad como si todavía camináramos por los antiguos ghettos judíos.

Referencias
Baer, Y. (1966). A history of the Jews in Christian Spain (Vols. 1–2). Jewish Publication Society of America.
Biblia de Jerusalén. (2006). (J. Fridlin, Trad.). Sêfer.
Brenner, M. (2013). Breve historia de los judíos (M. B. Cipolla, Trad.). Martins Fontes.
Halevi, I. (2010). El Cuzarí (P. R. Rosenbaum, Trad.). Sêfer.
Ketzer, E. de N. (2025, enero 23). Maimónides. Revista del Instituto Ágora Perene. https://agorap.org/revista/maimonides/
La Casa de Sefarad. (2025). El Museo Sefardí. https://lacasadesefarad.com/el-museo-sefardi/
Maimónides, M. (2018). Guía de los perplejos (Y. F. Horwitz, Trad.). Editora Sêfer.
Guttmann, J. (2003). La filosofía del judaísmo (J. Guinsburg, Trad.). Perspectiva.
Scholem, G. (2021). Cábala (A. B. de Souza, Trad.). Editora Campos.
[1] No es nuestro propósito extendernos en estas consideraciones, aunque es importante señalar que el término sefirot, plural de sefirá, sirvió de base para la doctrina cabalística de las emanaciones. Esta fue difundida por Joseph ben Abraham Gikatilla (1248–1305), cabalista español discípulo de Abraham Abulafia e influyente en Moshe de León, autor del Sefer ha-Zohar. Gikatilla desarrolló el concepto de las diez emanaciones del árbol sefirótico (Scholem, 2021).
Estevan de Negreiros Ketzer
Estevan de Negreiros Ketzer es psicólogo clínico, formado por la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (PUCRS), en Brasil. Es máster y doctor en Letras por la misma universidad. Fue investigador en los archivos del IMEC, en Francia, en 2015. Actuó como asesor de la Universidad Uniritter en la implementación de la asignatura de Escritura Creativa en 2016. Es investigador del Núcleo de Estudios Judíos (NEJ) de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), también en Brasil, y actualmente realiza un posdoctorado en Letras en esta misma institución.
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